Sandro Botticelli nació en Florencia en el año 1445 y murió en Florencia en el año 1510.
Su verdadero nombre era Alessandro di Mariano Filipepi. Trabajoó sobre todo en Florencia.
Depués de formarse como orfebre, fue aprendiz de Filippo Lippi. Recibió influencias de los Pallaiuolo y del Verrochio, se inspiró en Ghirlandaio y Perugino.
Gozó de la protección de Lorenzo de Médicis. Alrededor de 1482 recibió el encargo de pintar tres grandes frescos en la Capilla Sixtina del Vaticano.
Retorno de Judit.
Plasmó el tema pictórico con un marcado dinamismo de líneas.
Judit marcha triunfante con el vestido ondeando al viento, mientras su sirvienta la sigue portando la cabeza de Holofernes, el jefe del ejército enemigo decapitado por la propia Judit.
La fortaleza.
La alegoría de la fortaleza es una de las primeras obras que se atribuye con seguridad a Botticelli, quien contaba con veinticinco años de edad. La figura femenina que protagoniza esta pintura se presenta como la encarnación de la fortaleza por su coraza y por el bastón de mando. Pero la dulzura melancólica de las facciones del rostro, vuelto ligeramente hacia un lado, contrasta con los tributos marciales.
Adoración de los Magos.
El tema de la adoración de los Reyes Magos ha dado pie a la representación de un conjunto de personajes de la clase florentina. Entre las personalidades figuran los miembros más emblemáticos de los Médicis.
Esta pintura es un homenaje a la dinastía, hasta el punto de que el tema del cuadro se convierte en un pretexto.
Palas y el centauro.
Este lienzo se conoce también como Palas de Medícea, en referencia a los presuntos comitentes de la obra. Los primorosos anillos entrelazados que adornan el vestido de la figura femenina aluden, de hecho, a la familia de los Médicis.
La escena se interpreta en cualquier caso como una alegoría que representa el triunfo de la virtud sobre el vicio. La graciosa mujer se enfrenta al centauro, un ser lascivo y codicioso mitad hombre y mitad animal.
El nacimiento de Venus.
Botticelli pintó este cuadro por encargo de Piero Francesco de Médici.
La obra no recrea el nacimiento de Venus, sino la llegada de la diosa del amor a las costas de la isla de Citera, tal y como la describió en una de sus estancias el poeta Angelo Poliziano.
Venus, nacida de la espuma del mar, emerge de entre las olas sobre una concha como encarnación de la belleza perfecta. Las divinidades del viento, Céfiro y Aura, la empujan hacia tierra firme, dond una Hora de la primavera la espera para cubrirla con un manto florido.
La Primavera.
En esta obra de juventud Botticelli demuestra ya su madurez artística.
El cuadro representa los jardines primaverales de la diosa Venus, que aparece en el centro con un gesto de invitación.
Esta enigmática escena puede que constituya una alegoría de la llegada de la primavera, tal y como la describieron los poetas Angelo Poliziano y Ovidio.
San Agustín.
La voluminosa figura de san Agustín se encuentra también en un gabinete de estudio lleno de objetos, al igual que la de Domenico Ghirlandaio, cuya decoración revela asimismo el conocimiento por parte de Sandro Botticelli de modelos flamencos. La mirada del santo no se dirige al observador. San Agustín se encuentra algo distante y ensimismado; parece inmerso en un trance de profunda emoción religiosa, turbado quizá por visiones proféticas que le impulsan a mover la mano derecha con gesto patético.
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