Filippino Lippi nació en Prato en el año 1457 y murió en Florencia en 1504. Fue el hijo del pintor Fra Filippo Lippi, de quien recibió su formación artística. Tras la muerte de su padre, fue aprendiz de Sandro Botticelli en Florencia.
Junto con su maestro, Filippino Lippi es el pintor más importante de la transición del primer renacimiento al renacimiento tardío.
Realizó la mayor parte de sus obras en la década de 1490. Pintó grandes retablos, obras de tema alegórico y retratos extraordinarios, pero fue sobre todo un excelente pintor de frescos. También realizó un gran número de dibujos.
Virgen con el niño y dos ángeles.
La Madre de Dios está representada parcialmente de perfil, con facciones juveniles y sumamente graciosas, frente a un insólito marco de ventana.Va ataviada con un elegante vestido azul a la moda de la época y lleva un primoroso adorno en la cabeza. Tiene las manos unidas en actitud de oración, mientras que el Niño busca el contacto con las suyas. Su mirada reflexiva se debe probablemente a la presunción de la muerte de Jesucristo en la cruz, a la que alude la montaña del fondo. La pícara sonrisa del ángel situado en primer plano responde al feliz acontecimiento de la llegada del Salvador.
San Felipe doma al dragón y Crucifixión de san Felipe.
Filippo Strozzi encargó a Filippino Lippi decorar las paredes con frescos inspirados en la vida de san Felipe y de san Juan Bautista. Además de pintar los frescos, Lippi diseñó también las vidrieras de la capilla.
Resurrección de Drusiana.
Las figuras principales están representadas con gran plasticidad, tanto por lo que respecta al dibujo como al colorido. El tema se desarrolla en un primer plano concebido a modo de escenario, mientras que al fondo aparece un decorado arquitectónico inspirado en el modelo romano.
A esta obra se la considera como una de sus últimas obras maestras.
Capilla de Brancacci.
Al morir Masaccio en 1428, durante un viaje a Roma, no pudo finalizar los frescos de la Capilla Brancacci. El ciclo de pinturas lo concluyó Filippino Lippi entre los años 1481 y 1485, con escenas de la vida del apóstol san Pedro.
Junto con su maestro, Filippino Lippi es el pintor más importante de la transición del primer renacimiento al renacimiento tardío.
Realizó la mayor parte de sus obras en la década de 1490. Pintó grandes retablos, obras de tema alegórico y retratos extraordinarios, pero fue sobre todo un excelente pintor de frescos. También realizó un gran número de dibujos.
Virgen con el niño y dos ángeles.
La Madre de Dios está representada parcialmente de perfil, con facciones juveniles y sumamente graciosas, frente a un insólito marco de ventana.Va ataviada con un elegante vestido azul a la moda de la época y lleva un primoroso adorno en la cabeza. Tiene las manos unidas en actitud de oración, mientras que el Niño busca el contacto con las suyas. Su mirada reflexiva se debe probablemente a la presunción de la muerte de Jesucristo en la cruz, a la que alude la montaña del fondo. La pícara sonrisa del ángel situado en primer plano responde al feliz acontecimiento de la llegada del Salvador.
San Felipe doma al dragón y Crucifixión de san Felipe.
Filippo Strozzi encargó a Filippino Lippi decorar las paredes con frescos inspirados en la vida de san Felipe y de san Juan Bautista. Además de pintar los frescos, Lippi diseñó también las vidrieras de la capilla.
Resurrección de Drusiana.
Las figuras principales están representadas con gran plasticidad, tanto por lo que respecta al dibujo como al colorido. El tema se desarrolla en un primer plano concebido a modo de escenario, mientras que al fondo aparece un decorado arquitectónico inspirado en el modelo romano.
A esta obra se la considera como una de sus últimas obras maestras.
Capilla de Brancacci.
Al morir Masaccio en 1428, durante un viaje a Roma, no pudo finalizar los frescos de la Capilla Brancacci. El ciclo de pinturas lo concluyó Filippino Lippi entre los años 1481 y 1485, con escenas de la vida del apóstol san Pedro.
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