Andrea

Fra Angelico nació en Vicchio di Mugello, Florencia, en 1397, murió en 1455 en Roma.

En realidad se llamaba Guido di Piero y también es conocido con el nombre de Beato Angelico.

Fue un pintor importante del período comprendido entre el gótico tardío y el primer renacimiento.

En 1436 se trasladó al convento de San Marcos, en él se pueden admirar alguno de sus frescos, donado a la orden por Cosme de Médicis.

En sus frescos y retablos se acercó progresivamente a las nuevas formas del renacimiento.


Virgen en el trono con el Niño y santos.

Este cuadro es también conocido como Retablo de San Marcos. Fue encargado por Cosme de Médicis en el año 1438.

Los puntos rojos de la hermosa alfombra rememoran los pequeños círculos del escudo de la familia fundadora. Los ocho santos representados son los patronos de los Médicis.

La reproducción en primer plano de la crucifixión de Cristo recuerda el sacrificio de la misa que se celebra sobre el altar situado debajo.

El fondo del jardín con los cipreses y cedros sustituye al clásico fondo dorado.


Descendimiento de la cruz.


Esta tabla se la encargó Palla Strozzi a Lorenzo Monaco, pero a la muerte del artista solo había realizado las escenas que se encuentran debajo de los arcos. Fra Angelico la terminó hacia el año 1440.

En el centro aparece Cristo que acaba de ser descendido de la cruz. Las figuras muestran una considerable variedad de gestos y el colorido de sus túnicas es muy vivo. Todos contemplan en silencio lo sucedido.


Anunciación.


La Virgen María recibe el mensaje bajo el balcón cubierto con arcadas. Imita la arquitectura real del claustro del convento.


Noli me tangere.

Los frescos de San Marcos se caracterizan por la fuerza expresiva de su sobrio lenguaje pictórico, la claridad de la composición y la ausencia de cualquier detalle mundano.

Al amanecer del domingo de Pascua, Jesucristo se apareció a María Magdalena junto al sepulcro vacío; al verlo, ella lo confundió en un principio con un empleado del cementerio. Cuando finalmente reconoció al resucitado, éste le dijo: "Noli me tangere" (no me toques). El gesto retraído y sutil de Jesucristo plasma de forma prodigiosa ese momento.


Coronación de la Virgen María.


En la parte inferior del fresco aparecen los fundadores de la orden de los dominicos. En el techo el arco superior se prolonga en el fresco mediante la disposición en semicírculos de los monjes.


Adoración de los magos.


La llegada a Belén de los reyes de Oriente hace gala de una mayor riqueza de medios, pero siempre dentro de una escasa alusión al lujo y la ostentación mundanos. El lenguaje expresivo es sencillo y discreto, adecuado al lugar y a su objetivo. Ante un paisaje árido y rocoso, desprovisto de árboles y plantas, a la izquierda se desarrolla la escena de la Epifanía.


Crucifixión.


Esta escena de Jesús en la cruz en el momento de ser atravesado por una lanza es sin duda una de las más emotivas. Santa Marta, a la derecha y de espaldas, está consolando a la Virgen María. Ésta tiene las manos levantadas hasta la altura del rostro, en un gesto de desesperación y de profundo dolor.
0 Responses

Publicar un comentario

Seguidores